El concepto de conducción autónoma ha despertado mucho interés y atención en los últimos años, ya que se cree que puede aportar numerosos beneficios a las personas y a la sociedad: mayor seguridad vial, reducción del tráfico y de accidentes y muertes, así como ahorro de tiempo y disminución de contaminación en los viajes.

Esta clase de vehículos, según apunta el reporte «Autonomous driving’s future: Convenient and connected», de McKinsey and Company, podrían crear un valor masivo para la industria automovilística, generando entre 300 y 400 mil millones de dólares de ingresos. Sin embargo, para hacer realidad los beneficios comerciales y para el consumidor, los fabricantes y proveedores del sector necesitan adquirir nuevas capacidades tecnológicas y abordar las necesidades que aseguren la seguridad durante la navegación.

Para lograr una apropiada conducción autónoma, es imprescindible entender los sistemas de detección y medición de distancias por luz o LiDAR, un aspecto fundamental que hace posible a los coches autónomos, pues toman el papel de la vista humana. Estos sensores, impulsados por láser, mapean continuamente el entorno del vehículo, detectando objetos y midiendo rápidamente distancias y elevaciones con gran precisión para conducir sin obstáculos

El problema es que estos sistemas pueden presentar fallas en el campo de visión en condiciones meteorológicas adversas, ya que la acumulación de hielo, nieve y niebla en la cubierta de la lente puede interrumpir la captura continua de la luz, de la que dependen todos los vehículos autónomos. Esta pérdida de precisión podría incluso afectar a la detección y la seguridad de los peatones cercanos.

Este panorama puede acabar en desastre, sobre todo si el conductor se distrae momentáneamente o confía demasiado en las capacidades del sistema. Por esta razón, el fabricante de polímeros de alto rendimiento, Covestro, de la mano de Canatu, desarrollaron en conjunto un lente resistente para la cubierta del sensor LiDAR resistente a todo terreno y a cualquier clima.

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Dicho componente es fabricado a partir de película de policarbonato Makrofol que, por sus propiedades ligeras, resistentes y flexibles, permiten una teledetección, medición y cartografía LiDAR en 3D de gran precisión, así como una mayor seguridad para los peatones cuando los vehículos auto conducidos se encuentran con nieve y hielo o en condiciones de niebla.

Otro de los beneficios de este material, es que proporciona una descongelación muy eficaz y un calentamiento uniforme en toda la superficie de la cubierta del sensor, capaz de adaptarse a las necesidades ópticas del cliente, a los criterios de rendimiento térmico o al diseño de la marca en toda una gama de voltajes de entrada.

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