La Costeña, empresa mexicana reconocida como una de las marcas más importantes del sector de alimentos en México abrió las puertas de su planta de producción en Ecatepec para celebrar sus primeros 100 años de operaciones.

Una historia que se remonta a 1923, cuando don Vicente López emprendió su camino con la venta de chiles serranos y largos en vinagre dentro de botes alcoholeros en una pequeña miscelánea llamada La Costeña en Tlatelolco. El éxito en la venta de su peculiar producto lo llevó a ampliar su catálogo con la producción de otras conservas que, con el paso de algunos años de trabajo, constancia y voluntad, permitió que en 1971 se fundara la primera planta de producción La Costeña, ubicada actualmente en el municipio de Ecatepec.

Hablamos de una nueva era de liderazgo y de innovaciones tecnológicas que hoy en día siguen expandiéndose hacia nuevos mercados y rompiendo fronteras.

100 años innovando

La innovación ha sido una constante que ha construido la esencia de la compañía, y estar un paso adelante es lo que los define por excelencia. Gracias a la tecnología, La Costeña logró aportar un valor agregado a sus envases y enlatados con el sistema abrefácil, siendo los pioneros de este método en la década de los 90. Posteriormente la inversión tecnológica ha logrado la eficiencia en sus líneas de producción, en las que se elaboran 3,200 tapas por minuto en cada línea de producción, esto gracias a prensas de alta velocidad.

Desde su fundación a la actualidad, esta constante también se ha reflejado en la extensión de sus productos, que hoy cuentan con 16 categorías como son las salsas, chiles, frijoles, mayonesas, aderezos, vegetales, dulces, frutas y otras especialidades. Además, con la misión principal de llevar el sabor de México a las mesas de todo el país con productos prácticos y de calidad, ha superado sus límites logrando presencia en más de 77 países.

Una empresa responsable

El éxito de este sólido legado ha sido construido con base en el propósito inicial de trabajar por y para la gente, de manera tanto externa con sus consumidores, a través de productos de la más alta calidad, que no podrían producirse sin el bienestar y la calidad laboral de sus trabajadores, factor en el que La Costeña ha invertido esfuerzos por proveer calidad de vida a sus trabajadores en el campo y a sus familias, como su programa Villa San José, en su planta de Guasave, Sinaloa.

«Celebrar nuestros primeros 100 años sin duda nos llena de orgullo, pues hemos sido parte no solo de la historia de un país con una espléndida tradición culinaria, sino de las historias de las familias que han formado parte de esta compañía y que hemos estado presentes en su crecimiento personal, a la par que crece nuestro negocio”. Rafael Celorio, director de La Costeña

La empresa mantiene su mirada hacia el futuro y comparte uno de sus objetivos a mediano y largo plazo, en el que planea consolidarse como una empresa global de alimentos, llevando el sabor de México a la esfera internacional, pero también con una visión hacia la diversificación de sus productos para satisfacer los gustos culinarios y gastronómicos de distintos países y culturas siempre manteniendo la calidad, el sabor y la tradición en donde quiera que sus consumidores se encuentren.

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“En La Costeña somos una gran familia que le da un sentido a lo que hacemos todos los días para ofrecer los mejores productos, conservados con las últimas tecnologías, enalteciendo los sabores de los platillos que nos dan identidad”, finalizó Celorio.

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